Aquí resulta bien claro que combatir el mal sólo puede consistir en aumentar el bien. La visión maniquea es muy frecuente. Pero luchar contra el mal es fomentar el bien. […] Esto está íntimamente ligado al tema del bien y la perfección.
Perfección significa más ser; y el ser más activo, capaz de desarrollarse más, puede alcanzar más perfección. El bien implica siempre la perfección, además el bien perfecciona, y la incomprensión actual de la perfección se debe a la confusión acerca de lo que es el bien.
Como se toma el bien como algo material, opuesto al mal, el bien se ve como una posesión y no como una perfección; la gente se mueve entonces en lo que Gabriel Marcel llamaba el haber, el tener, y no en el terreno del ser. El bien está en el terreno del Ser. La gente tiene muchas cosas, pero no es buena, tiene muchos conocimientos, pero no es sabia, tiene muchos datos, pero no es culta, se piensa en términos de posesión y no de perfección. Lo bueno es todo aquello hacia lo cual las cosas tienden.
[…] A un defecto no lo puedo destruir, puedo hacer algo positivo que subsane aquello que falta. […] el mal en el mundo entra por la omisión de muchos. Por ejemplo, el abuso de una persona que no es observado por quien corresponde, y así toda una fila de individuos que hacen posible ese abuso; el abuso en sí es grave, y la omisión de muchos hace que este abuso se agrave. A eso reacciona la gente con una voluntad revolucionaria, que no modifica absolutamente nada; revolucionario significa hacer un acto espectacular pero no cambiar la conciencia; la omisión proviene de la falta de conciencia moral interior, el conformismo universal.
Las minorías pueden hacer tanto daño por la omisión de las mayorías. La resonancia del mal está dada por un coro de omisiones. […] Toda acción humana es buena en cuanto acción. Si esa acción tiene como objeto el atropello de otra persona, es mala no porque es acción, no por ser despliegue de una actividad, de una energía, o porque es el despliegue de una agresividad, porque tampoco la agresividad en cuanto tal es mala, el mal está allí en cuanto no es una acción adecuada con el respeto al prójimo, por la falta de adecuación. La malicia está en el no ser.
Emilio Komar, Curso de Metafísica Vol VIII, Trascendentales.
Etiquetas: Emilio Komar, Iglesia