Ideología de género: Desde la Cumbre del Cairo. Parte II

🗓️18 de enero de 2022 |

Continuamos viendo el tema de la ideología de género y nos vamos a detener en este artículo en leer unas palabras que el Papa emérito Benedicto XVI dirigió a la curia romana que considero que es de suma importancia en los días que estamos viviendo.

En el año 2012, Benedicto XVI cuando se dirigió a la curia romana dijo, a raíz de las palabras de Simone de Beauvoir “no se nace mujer, se llega a serlo”, lo siguiente: «Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. En las palabras de Beauvoir se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado.

Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.”

La iniciativa en la cumbre del El Cairo era llevada por la delegación americana. En la cumbre de Pekín la iniciativa era llevada a cabo por la UE.

Por su parte, el Papa Juan Pablo II puso al frente de la delegación de la Santa Sede a una mujer, catedrática de Harvard, experta en derecho internacional y humanos, Mary Ann Glendon.

En esta cumbre se habló de la necesidad de un cambio de estilo de vida: cambio en el sistema de valores, en la familia y su destrucción y su reemplazo por las nuevas formas de familia afirmando que se trataba de un proceso de ingeniería social.

Para entender la ingeniería social se debe decir que había un plan previo, donde se ponen los medios y se consigue el objetivo. El ser humano, las personas, las sociedades humanas quedan transformadas y desarticuladas para ninguna defensa posterior. Se pretende un pensamiento único y dentro de él tiene importancia el control de población. Ésta pasa por la eliminación de los pobres o reducirlos al mínimo y también el primer mundo: se trata de imponer esto para destruir la familia como primer paso. Es, directamente, una ideología y sistema de valores en contra del cristianismo. Resumiendo, se busca erradicar el cristianismo por vía legal.

Continuaremos con este tema en el próximo artículo.

¡Que Dios les bendiga!


El Joven Rico

Joven y católico. Siempre en la búsqueda y la defensa de la verdad. En una formación cristiana continua.