“…hoy surge un Hombre con una singular desprotección institucional, un “hombre a la intemperie” – A. Touraine.
La Navidad remite a lo sagrado del nacer mientras que metafóricamente menciono al “Triangulo de las Bermudas” como la muerte cotidiana en donde el nacer es aborto de un proyecto vital y en donde las drogas son uno de los eventos centrales que precipitan la dementizaciòn masiva.
El consumo de drogas aumenta y con ello las discapacidades y la demenciación de miles. El “Triangulo de las Bermudas” alude al fuego de la muerte y de las espirales destructivas que masivamente “tragan y degluten” a los “nadies” que mientras consumen a la vez son consumidos siendo, estos, miles en lugares antihumanos.
Desde barrios con decadencia habitacional, sin escuelas, familias que contengan hasta lugares VIP en donde las ausencias son más fuertes que las abundancias vacías que pululan por doquier. La “intemperie simbólica” parece ser el elemento central, así como las carencialidades afectivas.
América Latina se fue transformando en un continente productor de drogas y a eso ayuda la caída cultural de su capital social y humano (des-familiarizaciòn creciente, crisis de las instituciones educativas y caída de las normas sociales en una verdadera anomia unido a una pobreza de vastos sectores sociales y a la “vacuidad” de sectores de otros ingresos en donde prima el individualismo y la Egolatría).
Touraine nos hablaba en los 90 de una desprotección institucional unido a la tecnologización de la vida; lo que no tuvo en cuenta el maestro francés fue el nuevo negocio de la venta de drogas como un anestésico de ese malestar creciente de esa vasta población. Incluso no solo como un instrumento de plusvalía a través de la producción en masa de “enfermos-clientes”, sino también como un elemento al servicio de la consolidación del Poder en todos los ámbitos.
Forman ya parte del lenguaje popular el Cannabis(confundiendo el uso medicinal para ciertas patologías con los componentes psicoactivos que llevan a la psicosis) , los hongos alucinógenos con rituales que someten a muchos a delirios y alucinaciones, el Popper como inhalante con aumento del deseo sexual y el daño al cerebro , el Polvo de Ángel como alterador de la percepción y gran generador de alteraciones emociónales, la Cocaína verdadero exterminador de miles de personas y que genera la ilusión de un Paraíso hasta devastar las neuronas y facilitar la demencia, la Heroína , el ácido lisérgico, las metanfetaminas, la ketamina, el Éxtasis , etc.
Desde los 90 ingresan al lenguaje popular estos términos con dolores en familias y muertes anticipadas de jóvenes por sobredosis o por discapacidad y, mientras, una industria se expande a costa de todo esto financiando una cultura que aprueba el uso de drogas como ejercicio de la Libertad “hacia la esclavitud” como parte del “pensamiento política y culturalmente correcto”.
Se “cancelan” (cultura de la cancelación) los movimientos preventivos como otra maniobra cultural y el camino queda liberado para que una masa enorme de personas sean enfermos -clientes. La plusvalía es enorme y las vallas culturales lucen anémicas en una cultura que desde la des-familiarizaciòn y la caída de la educación en valores pone a “punto caramelo” a muchos para una experiencia inédita de devastación humana.
No se habla más de enfermedad adictiva; y entonces se dice que puede ser un “regulador emocional”, “una terapia a la mano”, un consumo recreativo y en el siglo en donde nos rendimos ante la evidencia científica se niegan los daños cerebrales o se los “oculta debajo de la alfombra”.
LA AMERICA NO SOÑADA
Bolivia produce más cocaína que la necesaria para el uso ritual-cultural (14.705 contra 23.500); ¿adonde ira el resto?; Colombia después de los acuerdos de Paz aún contra lo que quería el pueblo colombiano que lo rechazó aumento el doble su producción de cocaína, cannabis y opioides (heroína).
Perú recibe de 11 pasos fronterizos con Bolivia droga que exporta. Caída la vieja cultura incaica que limitaba el uso de los estupefacientes se extendió la producción también ahí y surgen sicariatos por doquier como los que ya existen en ciertas zonas de nuestro país.
Brasil es un gran mercado como también lo es la Argentina. Uruguay decide legalizar en farmacias el cannabis y el mercado ilegal la vende más barata y aumenta el consumo de cocaína. El cerebro no distingue entre marihuana y otras drogas; grave error liberemos el cannabis y todo se acaba. Mas bien todo parece empezar.
El “Triangulo del Norte” principal zona de circulación de sustancias en el Caribe ha sido catalogada como la zona más peligrosa del mundo sin estar en guerra. Grupos ligados a la producción se militarizan y controlan fronteras.
California libera el cannabis y los mercados ilegales mexicanos en lugar de exportar hacia esa plaza la cultiva ahí más barata y surgen sicariatos, homicidios por doquier en el lugar más “champagne” del progresismo americano.
Asimismo, todo esto alimenta conflictos armados con países caribeños en donde se unen a poderes políticos y manejan fronteras y la circulación de personas y cargamentos.
La cultura con su capital social y humano devaluado fomenta una demanda creciente de anestésicos creadores de mundos paralelos y entonces la oferta se consolida con “Estados Fallidos” por doquier que a su vez financian distintas actividades al servicio del Poder.
La mejor política anti- narcóticos -se recomienda en círculos científicos y académicos- es una buena política de educación, detección precoz, centros de asistencia en múltiples niveles de complejidad, empleo, lucha contra la corrupción y formación en valores. Parece necesario en estos momentos, pero difícil de poner en práctica. Parece haber una megabarbarie planificada máxime cuando pululan Estados Fallidos.
CASAS DE VIDA
Las “Casas de Vida” son la respuesta humanista y terapéutica ante esta “megabarbarie” planificada y masificada como consecuencia de la venta y consumo indiscriminado de drogas, la “errancia” de los amores con políticas antinatalistas y des-protectoras de los niños que nacen (nuestro país ha bajado notablemente los índices de natalidad) y la emergencia del individualismo en donde la noción del Otro y los otros queda enceguecida por la inflación del Ego.
Así van creciendo “nadies” por doquier que como “mutantes” vagan por la ciudad. La “casa de vida” es el nombre que hoy le doy a la comunidad terapéutica como protección y reparo ante esta “megabarbarie planificada” aumentado esto enormemente por la pandemia de COVID. La calle es su destino o tugurios llenos de “dealers” y perversos antisociales.
HISTORIA DE VIDA
Nos podemos rescatar del “Triángulo de las Bermudas”. El desarrollo de las casas de vida es fundamental. Jorge caminaba sin parar por la sala de desintoxicación. Había sido traído en el 2014 luego de meses de consumir “crac” en su barrio (una de las tantas villas del conurbano de la ciudad de Buenos Aires) lindantes con el conurbano bonaerense.
Semanas enteras sin dormir. Ansiedad grande. Abstinencia voraz. Casi ni hablaba. Su envejecimiento cognitivo era evidente en sus 17 años. No podía articular palabras ni recordar consignas. Su padre había muerto por el uso de drogas y el Sida. Solo recordaba de èl la imagen en una sórdida cama en un Hospital público. Esa imagen lo perseguía ya que fue la única presencia vivida de una figura que necesita ser sustancial en la vida de un niño.
La madre estoica se alineó con nosotros como una verdadera garante de un tratamiento. Eso le pedimos y lo hizo. Tenía otro hermano de otra madre que fue “elegido” en el barrio como un “mutante” del consumo, un “nadie” vagando por las calles e incluso con armas en su poder. Anda, ahora, perdido por la vida y se lo “tragó” el Triángulo de las Bermudas. Jorge mientras tanto fue renaciendo. La comunidad terapéutica cumplió su función.
EUTANASIA SOCIAL
El hijo en la cultura judeocristiana es el signo de la Promesa; porque ambas son religiones de la Promesa. Vendrá algo mejor en lo religioso: el Mesías y en lo terrenal la promesa es el Hijo.
A Principios del siglo XXI nuestro país quedó horadado en todas sus instancias sociales, familiares y económicas aumentando la demanda de sustancias y a la vez excepcionalmente la oferta desde una América en plena producción y ávida de generar plusvalía y Poder.
Asi cae la vida familiar y en la clínica actual vemos Padres melancolizados e hijos que parecen sobrar, abandonados, carenciados e incluso sometidos a un “Pacto criminoso” de padres que en “Pactos de silencio” permiten avanzar los consumos y conductas destructivas.
La apuesta al Individuo, lo financiero, los regímenes de signo autoritario, lo tecnológico y en las ilusiones terrestres fatuas llevan a la caída de las instancias culturales que sostienen al sujeto: familia, escuela, cultura barrial, creencias espirituales, el trabajo como transformación productiva.
Asi va creándose una eutanasia social.
Todo “lo solido se desvanece en el aire” como decía Marx y se ilusionaba desde la cárcel Gramsci. Pero frente a esto recordemos a Baudelaire que decía ante el panorama que se avecinaba como crisis de la esperanza y de la desesperación y por ende de todo proyecto humano:” …el mundo camina hacia su ruina, la única razón para su permanencia es su existencia efectiva”. Como un edificio que está en pie, pero en ruinas.
Lo presentía Unamuno y Kierkegaard, la poesía de Leopardi. La ilusión de la esperanza progresista del siglo XIX no se iba a poder sostener porque la mundanidad sin sustento no tiene futuro. La divinización del Hombre y de la Ciencia tenía patas cortas; en el siglo XIX empieza a desplomarse la esperanza progresista.
El “Triangulo de las Bermudas” que observamos en distintos lugares geográficos es el signo de una eutanasia social que se ejecuta como signo de la desesperanza. Las casas de vida son los lugares de un resguardo de la humanización. Se puede, pero como decía María Teresa de Calcuta “de a uno” …por ahora.