Malvinas: vocación cristiana

🗓️1 de abril de 2022 |

El 2 de abril que marco a sangre y fuego la vida de tantos soldados y sus familias se ha convertido en uno de los últimos bastiones espirituales de nuestra nación. El espíritu de la gesta sigue inspirando hoy a las nuevas generaciones con mayor fuerza que hace 20 años y sin duda es uno de los pocos puntos en común que nos quedan como Nación.

Cuando uno estudia a fondo la guerra de Malvinas encontrara que fue mucho más que una simple guerra, que los ideales que inspiraron a sus soldados a enfrentarla hasta las ultimas consecuencias estaban arraigados en el fondo de sus espíritus. El soldado argentino murió por amor a su Patria.

Podemos afirmar sin duda alguna, considerando a la vocación como la voluntad de Dios, que el soldado argentino llevo esta hasta las últimas consecuencias. Decía Castellani: “El patriotismo es virtud cuando ese apego a lo propio entra en los ámbitos de la razón, y es virtud moral perteneciente al cuarto mandamiento, cuando se ama a la patria por ser «patria» o «paterna»; y es una virtud teológica, que ingresa en el primer mandamiento cuando se ama a la patria por ser una cosa de Dios, y así tenemos el patriotismo común y el patriotismo heroico, que poquísimos poseen hoy día.”

El mismo León XIII, en la Encíclica Sapientiae Christianae, luego de afirmar que «el patriotismo pertenece a los deberes del orden natural», enfatizaba que: «…la ley natural nos impone la obligación de amar especialmente y defender el país en que hemos nacido y en que hemos sido criados, hasta el punto de que todo buen ciudadano debe estar dispuesto a arrostrar incluso la misma muerte por su patria […]. Hemos de amar a la patria que nos ha dado la vida temporal»

Fue tambien una guerra de caballeros (la última seguramente), donde el honor, la camaradería, y el amor a la patria del soldado argentino quedaron grabados en los corazones del enemigo que luchaba por un pedazo de tierra que no le representaba nada.

Mantengamos vivo el recuerdo de su sacrificio y encarnemos en nosotros la entrega desinteresada que demostraron nuestros compatriotas hace ya 40 años.

¡Gloria eterna! A nuestros muertos en la tierra, en el aire, en cubierta, bajo ella y en el mar. Porque «Morir por la Patria es vivir para siempre».

Dios, y Patria.

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La Cumbrera

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