Actualmente la compañía Disney trabaja para promover personajes transgénero y no binarios. «A finales de 2022, aproximadamente, la mitad de los personajes de nuestras películas de animación serán LGBTQ+ y pertenecientes a minorías étnicas» afirmaba Karey Burke, directora general de contenido de entretenimiento de Disney, durante una charla en Zoom por la campaña “Reimaginando el Mañana”.
Además, dijo también con mucho orgullo que está “regularmente” agregando contenido “queer” a la programación que ven los niños.
Ahora bien, los problemas de nuestro mundo no derivan sólo de las acciones malas, de la corrupción, la violencia, sino también y en mayor medida, de la actitud contemplativa de ese otro medio mundo que considera que estos problemas no les conciernen.
Si no hacemos al respecto, nos volvemos cómplices de la deformación de millones de conciencias, quizás de forma irremediable. ¿Cómo podemos callar ante una cosa así? ¿Acaso no es de nuestra incumbencia?
Empecemos por no suscribirnos a estos servicios ni promoverlos. Estamos obligados por conciencia a denunciar su inmoralidad y combatirlos por todos los medios lícitos. Debemos tener el convencimiento interior de que los cristianos estamos llamados a renunciar a muchos ofrecimientos que nos hace el mundo, y con ello dar testimonio para la conversión de los que no creen.
En nuestro juicio particular, a los cristianos del siglo XXI no se nos preguntará sólo si hemos ido o dejado de ir a misa, sino que además se nos pedirá cuentas de qué hicimos con esta sociedad. Se nos cuestionara si en medio de un mundo descristianizado elegimos mirar al costado o trabajamos para cristianizar todas las estructuras temporales. Seamos coherentes para que otros “vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:16)
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