La Virgen María, Arca de la nueva Alianza (I).

🗓️12 de septiembre de 2023 |

Volver a ser como niños

En el último texto sobre el problema de la doblez (que trae aparejada la especulación y la inmanencia) escribí como lo que Dios quiere de nosotros es a nosotros mismos, nosotros somos Su fruto, quiere nuestra singularidad, la obra por la que trabajamos es la salvación de nuestras almas. En el Nuevo Testamento muchas veces se hace referencia a esto de las obras, por ejemplo Mateo 16, 27 y Apocalipsis 14, 13.

¿Pero de qué obras hablan estos textos?

De las obras que han sido hechas en la Luz, sin doblez, las obras que le dan gloria a Dios. Doy un ejemplo. Jesús dice en los evangelios que si no volvemos a ser como niños no entraremos al reino de los cielos(Mateo 18, 3). ¿qué quiere decir esto? que en la niñez obramos sin doblez y casi ni sabemos lo que es la oscuridad, apenas si sabemos mentir. Por eso la mayoría recordamos los momentos de la niñez con alegría pues no había desesperación, no había temor, vivíamos en la obediencia, bajo la égida de nuestros padres. Vivíamos desprendidos, jugábamos, arriesgábamos tanto todo el tiempo aprendiendo que ni siquiera sabíamos ni éramos conscientes de lo que era el riesgo. Esta clase de obras como las de la niñez es el tipo de obra que los ángeles van a recoger(Mateo 16, 27), el tipo de obra sobre la que vamos a descansar hasta el Juicio Final (Apocalipsis 14, 13). Jesús dice que los que son así como niños sus ángeles están en continua presencia del Padre celestial (Mateo 18, 10). 

Y justamente todos los consejos evangélicos tienen que ver con esto, con que vivamos de tal forma que podamos alcanzar de nuevo esa presencia del Padre que teníamos en la niñez, aprender a vivir en Su voluntad.

“Hijo aquí tienes a tu Madre”

Hasta acá todo muy lindo pero sabemos que las dificultades de la vida adulta hacen que nos olvidemos, o directamente renunciemos, a este niño que éramos. Necesitamos una ayuda que nos enseñe a volver o a mantenernos como ese niño que somos para Dios. Y acá quería llegar, para esto todos estos tres escritos: Jesús no sólo nos deja Su cuerpo y sangre para fortalecernos, no sólo deja Su palabra para guiarnos. Jesús nos dejó todo, hasta su propia Madre para alcanzarlo. 

Si, como dice Jesús, satán es el hombre fuerte que cuida su casa (Mateo 12, 29) o satán es el dueño de casa al cual Jesús asalta como un ladrón (Mateo  24, 43), o si satán es o era el el príncipe que rige el espacio como dice san Pablo (Efesios 2, 1-2) si satán tiene tanto poder Dios tiene mucho más y creo un abismo de misericordia para que a través de la Virgen -el arca de la Nueva alianza- podamos cruzar ese espacio regido por el contrario.  

El misterio de la develación de la Virgen es un misterio que avanza en la iglesia desde su origen: según la tradición la virgen hace su primera aparición -bilocada- al apóstol Santiago en el pilar, en España, para decirle que aunque sus habitantes eran duros de entendimiento desde esas tierras se lograría la evangelización de muchas personas (de todo un continente, a decir verdad: America). La virgen desde esa aparición a Santiago tuvo numerosas apariciones por todo el mundo.

Pero detengámonos y analicemos un poco.  

¿Por qué tardó o tarda tanto en develarse este misterio del Arca de la Nueva Alianza 

(bastante avanzado el Apocalipsis dice que queda “a la vista” el Arca de la Nueva Alianza, luego las dos alas del águila la llevan a al desierto(Apocalipsis 12 1-14). Recién el dogma de la Inmaculada Concepción fue formulado el 8 de diciembre de 1854, y quizás falta formular un dogma más, el de María Co-redentora.)? 

Y acá vamos a ir al Apóstol Pablo. No tengo palabras para describir la grandeza y la obra de san Pablo, ni me alcanzaría la vida para agradecerle. Es uno de los santos más importantes de la Iglesia. Pero lo que queremos apuntar aquí es sobre dos carencias inevitables de Pablo (carencias muy diferentes de lo que le critican a san Pablo, Nietzsche y Kierkegaard). Una de las carencias inevitables de san Pablo tiene que ver con las mujeres. Pablo no conoció a Jesús en su trato cotidiano con la personas y por eso no podía conocer las delicadezas con que Jesús trataba a las personas entre ellas las mujeres. Pablo ve a Jesús en el tercer cielo (2da Corintios 12, 2-4) y por esta revelación se le infunde un conocimiento pleno, hasta ese momento, de las escrituras.

¿Pero por qué digo que a san Pablo se le infundió un conocimiento pleno “hasta ese momento”?

Esto tiene que ver con la segunda carencia inevitable de san Pablo: en ese momento en que Pablo se convierte por la visión que tiene, todavía no había ocurrido la Asunción ni la Coronación de la Virgen María como reina de todo lo creado, san Pablo no llegó a vislumbrar el Arca de la Nueva Alianza. Esta carencia en Pablo por momentos vemos le hace pensar que la venida del “Reino de los cielos” es bastante inminente (1ra Tesalonicenses 4, 15-18) y eso lo lleva a un tono medio normativo, donde parece haber un prevalencia de lo “intelectual”, de la palabra, por encima de la paciencia comprensiva. Pablo es un soldado de Cristo, un soldado de la predicación, pero a pesar que habla, por ejemplo, de la preeminencia del amor, san Pablo deja poco lugar a la contemplación, pues es un hombre impulsado por Cristo a la acción. Esto no tiene nada de malo sino todo de bueno, el problema es cuando queremos tamizar, por este carisma intelectual y voluntarista de san Pablo, a toda la iglesia entera y a todo carisma (por ejemplo san Pablo todavía no entiende del carisma mendicante (2da Tesalonicenses 3, 8-10)). 

Simpleza: humildad, obediencia y gratuidad.

Pero a lo que voy con esto es que estas dos carencias, esta falta de lo femenino en san Pablo, falta de la visión de la Virgen María como reina de lo creado, esta primacía de lo intelectual o de la palabra frente la simpleza de la vida, digo, estas dos carencias hicieron que se anidara cierto clericalismo o sistematismo que fue reforzado en los momentos institucionalizantes de la iglesia: con Constantino primero y, luego, con Carlo Magno. Por eso María, en su simple obediencia, respetando la libertad humana y enseñando esta paciencia, fue revelando sus méritos despacio, a lo largo de la historia hasta hoy y para mañana. Por este mantenerse oculta de la Virgen podemos llegar a pensar que Jesús resguarda en lo secreto a su Madre, la protege del mundo y, como en la Cruz a san Juan, sólo la da particularmente a cada uno que sea capaz de reconocer su simpleza. La base de esta simpleza es la humildad, la obediencia y la gratuidad. María, al igual que Jesús, nos enseña una manera de vivir, nos enseña lo fundamental para estar siempre en la presencia de Dios. La explicación de como quizás es posible embarcarnos en la simpleza de este Arca de la Nueva Alianza a través de estas tres virtudes de humildad, obediencia y gratuidad la intentaré dar en el próximo texto.

Santiago Festa von Neufforge