Aliados de Satán

🗓️31 de agosto de 2023 |

Cuando decidí escribir mi cuarto libro, «Autopsia al Periodismo» (SND Editores, 2022), estaba seguro de que casi ningún periodista ni medio de comunicación querría hablar de ello. Es más, sabía que iba a ser un libro molesto para los «colegas». Sin embargo (y gracias a la confianza de mi editor, Álvaro Romero), estaba también seguro de que era imprescindible escribir sobre el estado de la profesión en estos primeros años del siglo XXI. Sin ello, sin analizar ni reflexionar sobre cómo son los medios de comunicación hoy, es prácticamente imposible entender lo que está ocurriendo en el planeta.

Como este artículo pretende ser más descriptivo que teórico, pongamos la lupa sobre el asunto del que hoy, una semana después del «hecho», sigue hablando todo el mundo; el famoso «beso» de Luis Rubiales a la jugadora de fútbol Jenni Hermoso.

Hace medio siglo, esta noticia habría sido comentada, de manera unánime, de este modo: «El presidente de la Federación Española, en un exceso de euforia, ha besado en la boca a una futbolista, provocando la risa de la jugadora, que no se lo esperaba». Y punto. Nada más. ¿Acaso soy adivino para saberlo? No. Es que es de puro «sentido común», pieza clave sin la cual el ejercicio del periodismo es imposible. O por decirlo mejor, son la verdad y el sentido común, en ese orden, los dos elementos que constituyen la base del periodismo profesional. 

Nótese que estoy dejando completamente al margen el matiz ideológico. En efecto, ese enfoque no ayuda al «feminismo», ni tiene por qué hacerlo. El periodismo no debe ser una correa de transmisión de ninguna ideología, ni siquiera de la ideología sistémica que consiste en adorar la democracia. El periodismo existe para contar exactamente lo que pasa (la verdad) y analizarlo usando nuestra inteligencia (sentido común), libre de ataduras. Y, eso sí, bajo el deseo de propiciar un mundo mejor para todos, como aspiración ideal.

¿Qué hacen hoy los medios de comunicación, con poquísimas y muy pequeñas excepciones? Promover continuamente la ideología dominante, que es la moda woke progresista, derribar todos los presupuestos morales que tienen su raíz en la cultura cristiana, y ejecutar un lavado de cerebro colectivo consistente en crear «nuevas verdades» (o sea, flagrantes mentiras de consenso) de obligado cumplimiento. Esto es importante tenerlo muy claro, porque es la primera vez que sucede, como fenómeno global organizado, en la historia de la Humanidad. 

Como explico detalladamente en en libro, la inmensa mayoría de medios de comunicación están quebrados económicamente. Necesitan la publicidad institucional (o sea, el dinero de nuestros impuestos) para poder sobrevivir. La condición indispensable que el sistema les exige para recibir ese maná proveniente de nuestros bolsillos es que sean fieles a la ideología dominante: el feminismo, el ecologismo, el antifascismo, a favor del aborto y la eutanasia, a favor de la agenda 2030, a favor de la inmigración ilegal, etc.

Estos medios de comunicación, en la práctica, son simplemente prolongaciones naturales de los partidos y lobbies que financian y promueven la ideología woke. Ya no podemos considerarlos, en puridad, empresas periodísticas, porque no queda en ellas ni rastro del verdadero periodismo; como mucho, en algunas secciones de entretenimiento que sólo sirven para maquillar su triste realidad. 

Si ya Chesterton, hace más de un siglo, decía que era imposible encontrar ni una sola verdad en la prensa inglesa de su época, hoy sería descabellado pensar que la situación ha mejorado al respecto. 

El mismo concepto de «verdad», que nuestros padres y abuelos eran capaces de comprender de forma natural, hoy está demonizado, porque se entiende que establecer una sola verdad, la única, es también «fascista». Así, volviendo al caso particular antes mencionado, un beso delante de 80.000 personas, en un estadio lleno de cámaras de TV, en medio de una celebración deportiva, no puede ser lo que todos sabemos que es, lo que nuestros padres y abuelos hubiesen dicho que es. No. Ahora, es obligado renunciar a la verdad de lo que las cosas son para crear una realidad paralela, ideológica, sistémica, absolutamente totalitaria. 

Aunque soy de natural optimista, como católico y providencialista, no tengo muchos motivos para pensar que esta situación vaya a mejorar. Al revés, creo que todo va a empeorar, y que este mundo desnortado y caótico, huérfano de brújula moral, se topará de bruces con la Parusía como única forma de detener su propio suicidio. Creo, estoy seguro, de que será Nuestro Señor Jesús quien volverá, como la primera vez, con la Verdad que es Él, para salvarnos. Hasta entonces, es mejor que nos preparemos para un crescendo continuo de disparates en el que los medios de comunicación seguirán siendo los arietes más destructivos de la Humanidad. Unos verdaderos aliados de Satán.

(Artículo dedicado, con mi mayor afecto y admiración, a Gustavo Morales, maestro de periodistas, hombre íntegro y cabal, que se recupera de un grave suceso de salud. ¡Cómo necesita el periodismo a personas como él!)

Rafael Nieto