SONIDO DE LIBERTAD: LAS VOCES CALLADAS

🗓️11 de octubre de 2023 |

Coincidiendo con el estreno en España de la polémica Sound of Freedom («Sonido de libertad»), hoy, su eco se hace más sonoro debido a la situación que millones de niños soportan en nuestro planeta como consecuencia de la fuerza de un irresistible e indomable Mal que ha establecido diversos caldos de cultivo con atuendos adecuados para cada ocasión: guerras, maltrato infantil, desgraciados fenómenos naturales o, lo que nos ocupa, la trata de menores.

Precisamente, la película de Alejandro G. Monteverde denuncia la dramática situación de los poseedores de esas celestiales voces calladas por el dolor y el sufrimiento, ambos provocados por los practicantes y aduladores de la pederastia que, muchas veces, encuentran el amparo de un poder o una justicia incapaces o reacios a resolver miles y miles de casos que, lamentablemente, insinúan su querencia por adultas e infames perversiones. Cuando río suena, agua lleva.

En tiempos en los que no andamos sobrados de héroes, sino de villanos que han hecho de la tiranía y la opresión su indigno modus vivendi, nuestro mundo necesita un ejército de arcángeles con el universal Miguel como comandante en jefe contra las hordas de un Lucifer infiltrado en infinidad de ámbitos, desde el político al social pasando por el económico, que son parte de nuestra cada vez más asediada cotidianidad.

Sin embargo, hemos de conservar la fe y la esperanza sin tener ese miedo al que planes, agendas y élites nos están forzando en una especie de ensayo con marionetas, nosotros, incapaces de cortar las variopintas y malvadas cuerdas de la manipulación; una cuerdas tornadas en sogas que, por desgracia, no presagian nada bueno en nuestro camino hacia el cadalso.

Nuestros intentos parecen ser vanos ante la amplia variedad de malignas tentativas y, cuando nos atrevemos a ejercer de rebeldes o disidentes, una nueva oleada de opresores al uso –gobiernos, instituciones o medios– saca su látigo para azotar otra vez a la cada vez más sumisa y entregada humanidad. Evidentemente, el miedo sabe desempeñar bien su papel y causar estragos cuando no se le planta cara o el pueblo da muestras de debilidad. Ahí, como el paso del tiempo, es imparable.

Así, hemos podido descubrir la fortaleza del poder de voces discordantes como las de Jim Caviezel, actor que interpreta al ex-agente federal Tim Ballard en la cinta en cuestión, y alabar su brava exposición a la toxicidad de enemigos y detractores del decadente Hollywood, de esos que creen ser gestores de decisiones derivadas de un espiritualmente famélico poder y un pensamiento único carente de tolerancia y sentido democrático de acuerdo a la conveniencia de perversas ideologías.

El pasado verano, el público estadounidense ya «asaltó» las salas para, con casi 200 millones de recaudación en las taquillas, mostrar músculo y desenvainar la espada para despertar una dormida conciencia social y plantar cara en la vanguardia de la batalla cultural. Al menos, millones de personas desterraron  las palabras de Santa Catalina de Siena y aquello de «¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas porque, por haber callado, el mundo está podrido! 

Sin duda alguna, la valiente injerencia de actores como el propio Caviezel, Mel Gibson o Eduardo Verástegui, al menos, ha hecho tambalear los pilares de un consolidado templo del Mal, ese que cobija a traficantes que hacen de su capa un sayo con el secuestro de inocentes niños para su venta a despiadados seres en busca de la satisfacción de bajos instintos y pervertidas pasiones.

Con un toque elegante, sentimientos a flor de piel, ausencia de imágenes explícitas y una historia tan real como la vida misma, identificarás a Tim Ballard y a su mujer Katherine, padres de familia numerosa, entregados a una causa: la vida de los menores secuestrados.

Aun a riesgo de poner en riesgo su vida o no volver ver a sus hijos, un inconformista y decidido Ballard se las apaña para conseguir el éxito de una misión iluminada para la salvaguarda infantil de dos hermanos menores, Rocío y Miguel Aguilar, arrancados de su núcleo familiar por la pérfida acción de la serpiente de la pederastia. 

Finalmente, el Mal y su oscuridad caen derrotados por esa poderosa luz del Bien ejemplificada en la audacia de un hombre sin tibieza ni complejos, las voces celestiales en los cantos de las víctimas y el acompañamiento redentor de aquellos que, como «Vampiro», caminaron en la oscuridad antes de descubrir de nuevo la luz.